FAUNO DURMIENTE:
El Fauno durmiente
o Fauno Barberini es una obra
escultórica de bulto redondo realizada en mármol asiático, cuya expresividad
del rostro y torsión del cuerpo nos
lleva a identificarla como una escultura del período helenístico, concretamente
del siglo I a.C. , aunque existen otras teorías que la datan del siglo III a.
C.
Originariamente se encontraba en la Villa de los Papiros, en
Herculano (llamado así por sus rollos de filosofía epicúrea y propiedad de
Julio César) y fue descubierta en las excavaciones del foso del castillo de Sant’Angelo, en Roma.
Parece ser que durante la guerra entre los romanos y los godos, los primeros
para defenderse arrojaron estatuas desde el castillo hacia los asaltantes,
entre ellas el Fauno Barberini.
Bien pertenezca al siglo III o al I a.C. nos encontramos en
el mundo helenístico, que es característico por su diversidad de reinos al
mando de gobernantes, como fruto de la división del impero de Alejandro Magno.
Muchos de ellos fueron absorbidos entre los siglos II y I a.C. por Roma, que
quedó deslumbrada ante la riqueza cultural de esta civilización y por lo tanto se helenizó.
La obra nos muestra un fauno desnudo, producto de la
mitología, que se encuentra plácidamente dormido sobre una roca debido, posiblemente,
a su estado de embriaguez. Todas las partes del cuerpo muestran una actitud de
reposo. Se encuentra ahíto y satisfecho de los placeres mundanos. La posición de
sus brazos es muy significativa puesto que en el derecho apoya la cabeza y el
izquierdo, flexionado, inspira sensación de tranquilidad. Su rostro con los
ojos cerrados y la boca entreabierta
invitan a la despreocupación y a la calma.
Esta obra en mármol, presenta un cuidadoso estudio de la
anatomía humana, donde prima el realismo, ya que todos los detalles del cuerpo
como las venas, el pelo, los músculos o
el pliegue de la piel en el abdomen debido a su posición, quedan reflejados.
El autor, por lo tanto, pretende con esta obra hacer alusión
al pecado y al vicio a través de una temática mitológica. Plasma la placidez
tras una orgía, un festín marcado por el desenfreno y los excesos de estas
figuras mitológicas, directamente relacionadas con el dios del vino Dionisos.
El comentario es de Daniel González.